Sesgos inconscientes, enemigos invisibles de la inclusión
Mientras no nos demos cuenta del origen de nuestros comportamientos, seguiremos repitiendo historias.
Por: Women in Connection | Publicado el 11 de noviembre de 2020 en El Tiempo
Women in Connection es un grupo de mujeres líderes que trabajan por la equidad de género, el empoderamiento de la mujer y el bienestar económico y social del país.
No obstante los notables progresos alcanzados especialmente en los últimos 20 años, las cifras actualizadas a 2018 de la OIT muestran la inmensa brecha que subsistía, aun antes de la pandemia, entre hombres y mujeres en el acceso al mercado laboral y en las condiciones de trabajo. Es así como la tasa de participación de las mujeres está 26,5 % por debajo de la de los hombres y el desempleo femenino es 6 % mayor. El problema, entre otras causas, radica en la velocidad en la que el proceso de inclusión se viene dando: según ONU Mujeres, si siguiéramos a este ritmo, tardaríamos más de un siglo en lograr la igualdad de género. Si bien hay más conciencia alrededor de la relevancia del tema, más compromiso y más acciones en curso, es necesario que abordemos, prioritariamente, un asunto que impacta el ritmo al que nos estamos moviendo: los ‘sesgos inconscientes’.
Por progresistas que nos consideremos, hoy en día nos controlan muchas ideas que tenemos en nuestro mapa de información (medio por el cual nos relacionamos con el mundo tanto a nivel colectivo como individual) y que son excluyentes, opresoras, competitivas y violentas en relación con la mujer, en este caso. Estas ideas definen nuestras acciones y, dado que normalmente no cuestionamos su origen, terminamos repitiendo patrones de comportamiento basados en información guardada, en información que tomamos automáticamente. No somos conscientes de nuestros pensamientos ni de otros tipos de información como las emociones, los sentimientos y las sensaciones. Desde esta inconsciencia parten los sesgos inconscientes que retrasan, en una parte muy significativa, los avances en la lucha por la equidad.
Experiencias religiosas, culturales, políticas, sexuales, entre otras, definen la manera como nos forman a los hombres y a las mujeres, lo que nos exigen, lo que se espera de unos y de otras, lo que nos permiten a unos y a otras, lo que está bien y lo que está mal, etc.
Necesitamos darnos cuenta de lo que pensamos, de lo que sentimos, de lo que hacemos; necesitamos poder observarnos si queremos elegir una manera diferente de relacionarnos con nosotras y nosotros mismos, con las otras personas y con el mundo. Mientras no nos demos cuenta del origen y de las consecuencias de nuestros comportamientos, sin permitir observarnos, seguiremos repitiendo historias, opresiones, dolores y violencias. La película de la inequidad rodará indefinidamente, sin transformación ni evolución; seguiremos actuando como robots que repiten comportamientos sin tener la capacidad de elegir.
La oportunidad radica en que, a diferencia de los robots, los seres humanos tenemos todo el poder de elegir: podemos elegir observarnos, podemos hacer conciencia de las ideas que guían nuestras acciones y elegir cuáles nos ayudan y cuáles no en este objetivo de lograr equidad de género.
¿Qué creencias tengo yo respecto al papel de hombres y mujeres en la sociedad? ¿Qué ideas surgieron de las interacciones en mi familia? ¿Qué ideas di por sentadas en el colegio, en la universidad, en el trabajo? ¿Qué ideas nunca he cuestionado? ¿Por qué no me he cuestionado esta creencia? ¿Será que me evita conflictos no cuestionarme?
Las ideas y las creencias son nuestras y están activas en nuestra mente, como un código de programación en un disco duro. Es así como una manera de devolvernos el poder de elegir una transformación en el papel de la mujer en la película de la humanidad es hacernos responsables de estas y elegir qué queremos mantener y qué queremos transformar. Cuando lo hacemos, volvemos al presente. Y es el presente (no en el pasado ni en el futuro) el único tiempo en el que algo se puede transformar.
Elijamos hacer conscientes nuestros sesgos inconscientes para transformar los paradigmas que nos impiden avanzar a ritmo acelerado en la importante labor de insertar a las mujeres en todos los espacios de decisión de la sociedad.
¡Elijamos elegir nuestras creencias por un mundo más incluyente!
Texto de Sylvia Escovar y su hija Helena Ortiz.
Sylvia Escovar
Presidenta de la Organización Terpel. Miembro de la junta directiva de Bancolombia y de la junta directiva de Women in Connection. También, por segundo año consecutivo, figura en el top 10 de líderes con mejor reputación del escalafón Merco Colombia.