El poder de lo simple
En vez de pensar en hechos que ya pasaron, deberíamos aprovechar el presente y agradecer por él.
Por: Women in Connection | Publicado el 09 de diciembre de 2020 en El Tiempo
Women in Connection es un grupo de mujeres líderes que trabajan por la equidad de género, el empoderamiento de la mujer y el bienestar económico y social del país.
Nunca lo importante es lo que nos pasa, siempre la clave está en lo que hacemos con eso que nos pasa. Esta reflexión es particularmente relevante al cerrar el año del covid, de la cifra récord de desempleo, del huracán Iota, de la caída de la economía. Pero también en el día a día, en la vida cotidiana, dentro de nuestras casas. Nos acaba de ocurrir algo inesperado y doloroso a mi hija de 9 años, a mi esposo y a mí, que me lleva a recordarla.
Hace 10 años tengo una perra golden retriever, un integrante más de la familia. Es amorosa y pacífica. Siempre está ahí, con ese amor incondicional de los perros que lo dejan de ver a uno dos minutos y celebran con tanta alegría el reencuentro como si no nos hubieran visto en años.
En medio del encierro por la pandemia, mi hija me dijo que quería una perrita pequeña y, con los debidos compromisos de cuidado y enseñanza, la pidió de Navidad. Nos pareció buena idea, pues la ayudaría a su salud emocional, a ser más responsable y le daría importantes lecciones de amor.
Finalmente, en un viaje encontramos una perrita yorkie, la más hermosa que se puedan imaginar. Con solo ver su mirada profunda y dulce, nos enamoramos. Una peludita negra, tan larga y alta como una cuarta de mi mano, que nos recordó el inmenso poder que tiene la ternura en la vida. Tan frágil y tan confiada en nosotros que venía con una responsabilidad enorme incluida.
Regresamos a Bogotá y, con la yorkie, fuimos a recoger a la golden. La perra grande la vio y la ignoró. Como antes habíamos cuidado perras pequeñas y la golden siempre era amorosa, pensamos que solo era cuestión de días para que se llevaran bien. La chiquita se le acercaba y le jugaba. La golden seguía sin mirarla. La yorkie insistía, y un par de veces la grande le mostró los dientes y así le indicó que se alejara. Las mantuvimos separadas mientras, poco a poco, con amor y nuestra ayuda, fueran entablando una relación sana.
Antes de ayer, a las 4 de la tarde, estábamos mi hija y yo jugando sobre la cama con la perra pequeña. La golden estaba acostada a unos metros. La yorkie estaba inquieta. Le dije a mi hija que la pusiera al lado nuestro en el piso, para que botara la energía con sus juguetes. Al minuto, oímos un grito leve. Y entonces, al lado de la golden, que seguía acostada, vimos tirada a la yorkie sangrando.
La cargué y salimos volados a la clínica. Cuando la veterinaria salió de la sala de cirugía, y en silencio negó con la cabeza, pensé en mi hija. ¿Cómo decirle? En nuestra cultura hablamos de la muerte como algo malo, no como algo natural cuando así es, una parte tan natural de la vida como respirar. Y con todo el amor, pero de una vez y con la verdad, le di la noticia. Mi hija rompió en llanto, dando inicio al duelo.
Nos equivocamos al humanizar a las mascotas, tratarlas como personas cuando son animales que actúan instintivamente. Nosotros nos separamos tres semanas de la golden y antes de que volviera a su casa le trajimos una invasora; la golden le advirtió que se alejara, la chiquita no entendió, y con un solo mordisco, la grande respondió.
Esa noche, lágrimas y reflexiones después, mi hija me dijo: “¿Sabes, mamá? Es mejor arriba que abajo. Ella está mejor donde está y nosotros vamos a estar bien. Agradezcamos y quedémonos con lo bueno”.
Los niños son grandes maestros. Ven la vida con el poder de lo simple. Mi hija está en su duelo, y verla tan chiquita, agradeciendo los momentos felices que vivimos con su perrita, entendiendo sin rabia la reacción de la golden, me lleva a lo fundamental: la vida, la de cualquiera, que puede desaparecer en un instante. En vez de estar pensando en hechos que ya pasaron y no podemos cambiar, o preocupándonos por lo que no ha pasado, deberíamos estar viviendo la vida plenamente, aprovechando el presente, agradeciéndolo.
En este año tan doloroso vale la pena preguntarnos qué estamos haciendo con lo que nos pasa. ¿Nos hundimos en la pena, reconstruimos en nuestra mente mil veces el dolor, o tomamos esa misma fuerza del dolor para con ella reconstruirnos? La decisión está en nuestras manos.
Carolina Angarita
General Manager & Transformation Champion Latam de Discovery Networks y miembro de la junta directiva de Women in Connection.