Carta de una mamá migrante
Por Lizbeth Monsant
A mis hijos amados:
Quiero contarles por qué los saqué de nuestro hermoso país y los alejé de todos sus afectos.
En el año en que decidimos viajar a Colombia, todo el cambio que estaba ocurriendo en nuestra querida Venezuela nos había comenzado a afectar mucho más de lo que nosotros como padres podíamos permitir. Ustedes son lo más importante para nosotros y debido al gran amor que les tenemos, deseamos con todas nuestras fuerzas darles un mejor futuro y estábamos seguros de que Colombia se los podía ofrecer.
Nunca olviden de dónde vienen y cuáles son sus raíces, sus costumbres e idiosincrasia: un país que en algún momento fue próspero en recursos económicos y sigue lleno de gente amable, alegre, trabajadora y que ha desarrollado una gran resiliencia en medio de la adversidad, eso nos hace únicos. Mi gran anhelo es formarlos para que, en un futuro no muy lejano, ustedes sean esa generación que va a reconstruir un país que ahora está en caos y destrucción.
La vida se nos presenta con retos y algunas veces con adversidades, pero todo depende de la actitud con que lo asumimos, todo siempre tiene un porqué. Cada situación, buena o no, debemos verla como una oportunidad de aprendizaje, para crecer como seres humanos y siempre dar lo mejor de nosotros. Mis amores, sean empáticos, pónganse siempre en el lugar de otros antes de opinar y nunca juzguen, recuerden lo que es sentirse señalados y que pueden lastimarlos. No busquen afuera la fuerza para cambiar las cosas, dentro de ustedes está todo lo que requieren para cambiar su mundo y el mundo que los rodea. Nunca pierdan la fe en Dios ni en ustedes. La vida siempre les va a dar una oportunidad, todo llega a su tiempo. Den siempre lo mejor de ustedes, corran la milla extra para alcanzar sus metas, ningún esfuerzo es pequeño para lograr grandes cosas. Hagan el bien sin mirar a quien. Recuerden que los sueños se pueden hacer realidad con trabajo duro, honesto y tomando acción ante las oportunidades. Nunca dejen de soñar en grande. “Plus ultra”.
Como siempre les he dicho, cuando inicien algo, llévenlo a su máxima expresión y termínenlo, porque la historia está llena de muchos inicios pero pocos son los que logran culminar; es tan importante emprender como mantenerse en el tiempo. “Sin miedo al éxito”.
Siempre que tengan la oportunidad de ayudar, háganlo, ustedes tienen dones y talentos para ponerlos al servicio de otros, no importa el país donde estén, los venezolanos nos hemos convertido en ciudadanos del mundo y estamos para servir, hacer el bien sin mirar a quien es parte de nuestro gentilicio.
Gracias por ser mis grandes maestros, por secar mis lágrimas y apoyarme en mis momentos de angustia. Gracias por recordarme todos los días, que en cada paso que doy y llegar hasta donde hemos llegado, ha valido y valdrán el esfuerzo. Estoy segura de que llegaremos más alto. Amo verlos crecer. Mi mayor satisfacción es ver en que se están convirtiendo y mi mayor sueño es verlos volar con alas propias y alcanzar sus propias metas, para eso los estoy formando junto a su papá.
En mis oraciones le pido a Dios me permita estar junto a ustedes; papá y yo estaremos esforzándonos para que eso suceda. Los amo con toda mi alma y fuerzas. Ustedes son lo mejor de mí y mucho más. Los amo hijos.