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En junio celebro el ORGULLO de ser papá

En junio celebro el ORGULLO de ser papá

Soy Fernando Segura Restrepo, tengo 40 años, nací en Medellín y he vivido casi toda mi vida en Bogotá. Desde que tengo uso de razón recuerdo mi deseo de ser papá y formar una familia, cuando cumplí 37 años y sin tener pareja me propuse iniciar el trámite más importante de mi vida, ser padre por vía de la adopción en Colombia.

 

Hoy, casi 4 años más tarde, estoy feliz y orgulloso de contar que mi anhelo se hizo realidad, soy padre soltero de Maria Paz; una hermosa bebé de diez meses y aunque apenas llevamos cuatro juntos, puedo afirmar que es el amor de mi vida.

 

Aprovechando que estamos en el mes del padre y del orgullo LGBTIQ+, quiero compartir parte de mi experiencia en este proceso y de asumir como hombre solo y homosexual el rol de padre en medio de una sociedad que aún no concibe que un bebé pueda crecer seguro y sano sin el cuidado de una mujer. No cabe duda de que un hijo logra darle un nuevo significado a la palabra ORGULLO y celebrar ser padre soltero y gay en un país donde hablar de masculinidades positivas no es cotidiano y persisten el machismo y la discriminación, lo hace aún más especial.

 

La primera claridad que considero necesaria hacer es que en Colombia la legislación permite que tanto mujeres como hombres solteros, así como parejas homosexuales, puedan ser padres o madres por adopción, y lo que se garantiza por esta vía es el derecho de los niños, niñas y adolescentes a tener una familia, protección y cuidado, y no el derecho de las personas LGBTIQ+ a tener hijos, como algunos creen. No obstante, debe ser motivo de orgullo que podamos demostrar la idoneidad en igualdad de condiciones que una pareja heterosexual y que hoy en día muchas familias homoparentales o monoparentales podamos existir gracias a las normas amplias y garantistas que rigen la materia.

 

En junio celebro el ORGULLO de ser papá

¿Cómo fue el proceso de adopción?

Hice el proceso de adopción con la Fundación Los Pisingos en Bogotá como familia monoparental (un solo padre), pero siempre estuvo claro en entrevistas de psicología y de trabajadores sociales que soy gay, y debo resaltar que en ningún momento del proceso sentí que ello fuera un obstáculo, un impedimento o una etiqueta. Incluso del grupo de 9 familias con las que hice mi preparación, fui el primero en recibir la idoneidad y el primero en recibir la asignación de hija por parte del ICBF.

 

Lo anterior no fue una preferencia por ser homosexual, pero me comentaron que en ocasiones es más fácil determinar la idoneidad cuando es padre o madre solteros, ya que solo se hace la revisión de perfiles psicológicos, sociales, económicos y de salud a una persona y no hay que comparar el comportamiento frente a la pareja.

 

Dado que la adopción por parte de homosexuales está regulada y cada vez es más común ver a parejas gay con hijos adoptivos, tal vez hablar de homoparentalidad no sea tan novedoso para algunos; en mi caso la novedad llega cuando las personas descubren que soy un hombre solo al cuidado de una bebé de brazos. La sorpresa o prevención no viene de la institucionalidad pública, que en mi caso demostró tener gente preparada y experta en estos temas, el choque viene de la gente del común, de las personas en la calle, de familiares lejanos o de algunos médicos que se sorprenden e incluso manifiestan su duda de que yo pueda encargarme de mi hija sin ayuda de una mujer o de una pareja.  

 

Experiencias cotidianas de un padre soltero

Al principio me parecía agradable cuando estaba en un lugar público y mi hija lloraba o se quejaba, que las mujeres a mi alrededor empezaran a sugerir qué podría tener la bebé y a orientarme en qué hacer, no obstante, cuando el tema empezó a ser reiterado y había momentos en que extraños no dejaban de opinar sobre el porqué mi hija lloraba, o gemía o no comía, las actitudes dejaron de ser agradables y pasaron a ser incomodas.

 

En una ocasión una mujer desconocida en un restaurante, sin mi permiso, intentó sacar a María Paz del coche y alzarla bajo el argumento de que ella si sabía cómo consolar un bebe, pues su hijo lloraba exactamente igual y ella siempre lograba calmarlo.  Cuando esto me sucedió me pregunté: ¿Esto le pasaría a una madre sola?, mi respuesta es no, lo que pasa es que somos una sociedad que aún no concibe que un hombre puede asumir un rol de cuidado de un menor, todavía consideramos que el padre debe ser el “proveedor” por excelencia y la mujer es la que debe asumir la función de cuidado ya que “nació” para ello.

 

Otras personas que han estado más cerca de mi proceso y ven que mi relación con María Paz es muy estrecha, que en pocos meses ella ya está acostumbrada a mí y que el rol de cuidador lo he sabido asumir, me han dicho que he podido hacerlo porque al ser gay mi lado femenino está más “desarrollado” y que seguro, por ser gay, tengo mi “instinto maternal” a flor de piel.

 

Estos son ejemplos que me reiteran que realmente mi hija y yo estamos ocupando espacios y asumiendo comportamientos que aún para el entorno son novedosos, fuera de lo común e incluso anormales.

 

Es importante anotar que estas prácticas culturales no solo inciden las actitudes o comentarios de las personas, también traen consigo brechas materiales. Un ejemplo simple de que no se concibe a un hombre bajo el cuidado de menores, lo encuentro cuando en la mayoría de los restaurantes o centros comerciales los baños de hombres no tienen cambiador para bebes, y me toca entrar al baño de mujeres o irme al carro para poder hacer una tarea básica y fundamental como cambiarle un pañal a mi hija.

 

A pesar de las molestias que me puedan generar los comentarios de la gente o la falta de adecuaciones de los espacios externos para el cuidado de la niña, esto lo único que logra es hacerme sentir más orgulloso de haber apostado por ser padre soltero. Las ganas de cuidar a mi hija y hacer de ella una mujer llena de amor y generosidad se incrementan con cada gesto de duda de un extraño o con las limitaciones que a veces nos encontramos.

 

Algo que me ha quedado claro y que la literatura sobre masculinidades positivas ha reiterado en numerosas ocasiones, es que el rol de cuidado no es un tema exclusivo de un género, está asociado a aprendizajes y habilidades que tradicional y socialmente se les ha atribuido y han asumido las mujeres y por ello se asocia a ellas, y los hombres que tenemos o aprendemos estas habilidades, no lo hacemos por tener un lado femenino más evolucionado, lo que construimos son diferentes formas de masculinidad que promueven que los hombres podamos llevar a cabo tareas que socialmente se han considerado exclusivas de la mujer, en mi caso, el cuidado de una menor.

 

Tal vez ser gay no sea la razón por la que soy un buen padre o cuidador, pero algo que he notado es que ser gay me ha hecho previamente enfrentarme a comentarios incómodos, al rechazo solapado y a las dudas sobre mis habilidades para enfrentar roles de esfuerzo, y esto sin duda, me ha permitido ser más altivo ante las actitudes de quienes dudan de mi capacidad como padre. Lo anterior me llena de más motivos para celebrar en junio y sentirme doblemente orgulloso de lo que soy: una persona LGBTIQ+ que además celebra ser padre.

 

Aunque en el país hay varias historias de padres homosexuales solteros, todavía no hay tantas como quisiéramos. Desde que María Paz llegó a mi vida he descubierto esta sensación tan maravillosa que es ser padre, pero a su vez me he dado cuenta del desconocimiento que existe frente a que es posible formar una familia por vía de la adopción para parejas gay o personas solteras y por ello me he propuesto contar mi historia y motivar a otros que para que se animen a seguir mis pasos.

 

En Colombia, de acuerdo con el Gobierno Nacional, hay más de 4000 niños, niñas y adolescentes en situación de adoptabilidad, y seguro hay numerosas personas LGBTIQ+ que quieren y pueden dar una familia a muchos de estos niños. Por eso, hoy la invitación es que sigamos apagando miedos, rompiendo mitos, acabando discriminaciones, dando amor en todas sus formas, y sobre todo, a seguir sintiéndonos orgullosos de lo que hemos logrado y luchando por las victorias y sueños pendientes.

 

Feliz día del padre y feliz mes del orgullo.