Que el Día de la Mujer no sea flor de un día
De nada nos sirve manifestarnos si ese día miles son víctimas de violencia, de acoso, de maltrato.
Por: Women in Connection | Publicado el 10 de marzo de 2021 en El Tiempo
Women in Connection es un grupo de mujeres líderes que trabajan por la equidad de género, el empoderamiento de la mujer y el bienestar económico y social del país.
El origen del Día de la Mujer se remonta al siglo XIX después de la Revolución Industrial donde las mujeres eran explotadas en las fábricas, con horarios extenuantes, bajos salarios y sin ninguna ley que las protegiera. Varios hechos históricos sucedieron, como en 1857, cuando las mujeres se sindicalizaron para hacer valer sus derechos, o en 1908, cuando 15.000 mujeres se tomaron las calles de Nueva York bajo el eslogan ‘Pan y rosas’, que además dio origen a la película del mismo nombre en el año 2000. El Pan significa la seguridad económica y las rosas, una mejor calidad de vida.
Paralelamente hubo sucesos similares como el movimiento feminista durante la Revolución Rusa en 1917, pero el momento histórico que marcó un hito fue la terrible tragedia en 1911, cuando 100 trabajadoras textileras de la fábrica Triangle Shirtwaist, en Nueva York, murieran incineradas, siendo además todas inmigrantes. Fue después, en 1975, cuando las Naciones Unidas declararon el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
En todas partes del mundo las mujeres hemos alzado nuestra voz porque queremos recibir las mismas oportunidades, un trato digno y con respeto, que nos reconozcan por lo que somos, que validen nuestros logros cuando avanzamos en nuestros sueños. Hay movimientos globales de gran relevancia como #WomensMarch, #MeToo o #NiUnaMas, #GirlsNotBrides, #NoMoreMatildas que han servido para cambiar el statu quo, esfuerzos importantes pero no del todo definitivos porque la violencia hacia la mujer y la exclusión no cesan. Está bien conmemorar el 8 de marzo, pero de nada nos sirve manifestarnos si inclusive ese día miles son víctimas de violencia, de acoso, de maltrato, de ser tratadas como un objeto. Es un tema arraigado desde siempre y es ahí donde debemos seguir enfocando nuestros esfuerzos.
Colombia ha sido un país típicamente machista, con una deuda histórica con las mujeres y niñas, y aunque cada vez tenemos más visibilidad, nos falta un enorme camino por recorrer. Hay evidencia que correlaciona a la mujer en altos cargos directivos y en juntas directivas con el desarrollo de las empresas, ni qué decir las mujeres en la política. Hay que resaltar el trabajo de Diana Trujillo, por ejemplo, y el Perseverance en Marte, quien cuenta su increíble recorrido y las dificultades que tuvo por el hecho de ser mujer. Mujeres como Sylvia Escobar, expresidenta de Terpel; Camila Escobar, en Juan Valdés; María Fernanda Suárez, exministra de Minas y Energía; Rosario Córdoba, del Consejo Privado de Competitividad; periodistas tan sobresalientes como Claudia Palacios, Vanessa de la Torre; Carolina Soto en la junta del Banco de la República, Marcela Carrasco, presidenta de la División Andina de MasterCard; Rocío Sánchez, directora de Bank of America Meryll Lynch para Colombia, y me puedo quedar horas nombrando cientos de mujeres que han hecho aportes significativos al desarrollo del país.
Debemos también destacar mujeres líderes que son heroínas como las del Colectivo Reestableciendo Derechos del Chocó, la Alianza de Mujeres Tejedoras del Putumayo, y organizaciones más pequeñas empiezan a tener relevancia como Niñas sin Miedo. No solo estamos ganando más espacios sino, como digo permanentemente, estamos elevando el discurso para movilizarnos de mejor manera.
Muchas de nosotras, no solo nos dedicamos a “romper el molde” en nuestras organizaciones, somos activistas y operadoras en campo, sino también tenemos una enorme responsabilidad de dar ejemplo y educar con base en criterios e información dentro del trabajo de la inclusión y equidad de género para que tenga un impacto colectivo. TedWomen, el Women Impact Tech, Fortune Most Powerful Women Summit, son claros ejemplos de cómo se visibiliza el trabajo de la mujer en diferentes ámbitos.
Es así como en la Fundación Juanfe nos hemos tomado la pobreza en serio y el empoderamiento de nuestras jóvenes. Estamos comprometidos con el desarrollo y la equidad, a generar impacto y a demostrarlo. Desde hace unos meses trabajamos en una plataforma de género llamada Women Working for the World, que buscará unir fuerzas en pro de la igualdad de género en Colombia y Latinoamérica, queremos que más personas se unan para hacer de esto un movimiento.
Catalina Escobar