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El embarazo en la adolescencia

El embarazo en la adolescencia

Por Eunice Cortecero, directora Misional de la Fundación Juanfe 

 

Estos 20 años trabajando en la Fundación Juanfe, me han permitido comprender una realidad social compleja y, por lo tanto, han sido de mucho aprendizaje. Mi trabajo como directora Misional ha significado conocer una población en situaciones extremas de exclusión, vulnerabilidad y violencias, entre otros; una población con grandes retos y desafíos, y en la que, en ocasiones, el embarazo es una consecuencia de otras problemáticas estructurales. Jóvenes que han perdido la esperanza y la motivación por la vida, completamente desorientadas, con carencias afectivas, rechazo social y un futuro incierto, se han convertido y convierten, para mí, en la necesidad de acompañar sus procesos de reorientación y el llamado a no verlas como beneficiarias de programas, sino como agentes de cambio para su desarrollo personal, familiar y social.

 

Asimismo, ha sido un ejercicio de observar a la adolescente de manera individual, comprendiendo que cada una es una historia, más allá del aspecto económico; un ejercicio de observar patrones socioculturales, económicos y emocionales que conllevan a una relación causa efecto.

 

Es un trabajo que requiere un gran esfuerzo y determinación: convertir a jóvenes con enormes carencias y muchas problemáticas en mujeres que logran explorar su capacidad de autogestión, que reconocen sus derechos, toman decisiones y reorientan su futuro.

 

¿Por qué esperar a que nuestras niñas y adolescentes afronten experiencias tan fuertes y dolorosas, con graves consecuencias que pueden ser evitables? ¿Por qué un país debe esperar a que se presenten situaciones que llevan al deterioro de su población, de su sociedad y de su economía cuando se puede prevenir? 

 

Tenemos una realidad y son los altos niveles de embarazos a temprana edad, que traen unos agravantes tanto para los niños, y niñas, como para los adolescentes, la familia y la sociedad: un embarazo genera menores oportunidades, violencia de género, pobreza, incremento de embarazos subsecuentes, discontinuidad en la trayectoria educativa, limitación de oportunidades para encontrar y ejercer una actividad laboral bien remunerada, y la afectación en la salud mental de nuestros jóvenes. Un embarazo a temprana edad aumenta una relación de dependencia económica, refuerza un papel reproductivo y doméstico de la mujer, desencadena en hogares disfuncionales y violencia. Siempre será mucho más económico y menos traumático prevenir que curar…

 

Teniendo en cuenta la experiencia de trabajo con las y los adolescentes en temas de prevención de embarazo a temprana edad, se considera su importancia en la formulación de proyectos de vida oportunos que contribuyan al mejoramiento de los índices de deserción escolar, violencia intrafamiliar, mejora de la calidad de vida y el disfrute de sus derechos. La importancia radica en que, si las y los adolescentes disponen de información y conocimientos pertinentes, asumirán la responsabilidad de protegerse mediante decisiones coherentes con su aprendizaje. Realizar un efectivo proceso de educación y orientación en prevención de embarazo a temprana edad es, sin duda, un aporte importante para la calidad de vida de las futuras generaciones y el desarrollo de un país.

 

El embarazo adolescente en Colombia es una problemática que lleva muchos años siendo alerta roja. Tenemos altos niveles de fecundidad en adolescentes: una de cada cinco jóvenes entre 15 y 19 años ha estado alguna vez embarazada. Frente a este flagelo, es imperiosa la necesidad de trabajar en la prevención; tejer redes de apoyo, comunicación y educación; dimensionar y comprender el rol de cada uno de los actores y corresponsabilidad, pero desde la institucionalidad se requieren reforzar e implementar leyes que protejan a los menores de edad; eliminar los estereotipos de género; crear ambientes seguros para nuestros NNAJ (niñas, niños, adolescentes y jóvenes); coordinación intersectorial para ampliar el impacto de los objetivos compartidos.

 

El embarazo en la adolescencia es una problemática social que requiere investigación permanente para fundamentar la prevención e intervención oportuna, puesto que en él confluyen circunstancias múltiples, como las sociales, educativas, psicológicas, ambientales, económicas, etc., para que se reconozca la magnitud y gravedad del problema y se dediquen recursos suficientes para realizar y/o apoyar las investigaciones, las acciones preventivas y la atención pertinente.

 

El 26,4 % de las adolescentes colombianas inician el uso de métodos anticonceptivos después de que han tenido un hijo (ENDS 2005). El tener que asumir un rol como adulta en momentos de afirmación de la identidad provoca tensión, incertidumbre, agobio. A ello, se suma que una gran mayoría lo hace sola, dado que al momento de afrontar una maternidad han sufrido el abandono del padre del bebé.

 

La adolescente soltera que se embaraza está expuesta a recibir rechazo y crítica por parte de la familia y la sociedad, generándose un deterioro en su autoestima, así como el surgimiento de sentimientos de culpa y minusvalía. Además, se enfrenta a serios problemas económicos, abandono de sus estudios y pasa a formar parte de las desempleadas o subempleadas, lo que la lleva a permanecer en la casa de sus padres o a habitar la casa de sus suegros, generando mayor dependencia familiar y/o afrontar situaciones de violencia debido a que requieren someterse a las reglas familiares. En casos extremos, las madres adolescentes son rechazadas por sus familiares y se ven obligadas a vivir en condiciones adversas, con pocas posibilidades de bienestar y superación.

 

Por lo anterior, y de manera muy especial, es indispensable reconocer la importancia de la educación como factor fundamental en este proceso de prevención, pero, al mismo tiempo, las necesidades, motivaciones y expectativas de nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Educar en base a la garantía de derechos sexuales y reproductivos, la construcción de un proyecto de vida oportuna y el fortalecimiento de las familias, son los principales ejes para prevenir embarazos a temprana edad y contribuir a diferentes factores de riesgo que actualmente están expuestos los jóvenes.

 

Se necesita fortalecer la voz de la mujer mediante una mayor participación y representación de las mujeres en la toma de decisiones políticas y económicas, en las que expresen sus ideas, y crear un cambio institucional.

 

La Juanfe ha desarrollado un modelo integral que dignifica y le proporciona herramientas a la madre adolescente, trabajando en la promoción de sus derechos, el desarrollo de habilidades para la vida que las conducen hacia la toma de decisiones conscientes, les permite el auto reconocimiento como sujetos de derechos y trabajar en la importancia de la construcción de un proyecto de vida.

 

Trabajamos desde una perspectiva integral, interviniendo no solo a la adolescente en necesidades de supervivencia, sino desde el hacer, el ser y el fortalecimiento personal; implementando un modelo que conduce al fortalecimiento y la reconstrucción del tejido social al vincular a las familias durante el proceso. A nivel formativo, en el reconocimiento de capacidades por medio de la formación del ser, atención en salud mental, derechos sexuales, prevención del embarazo subsecuente, empoderamiento y fortalecimiento del vínculo familiar, ocupándonos de que cada adolescente que ingresa al programa afrontando situaciones de pobreza y/o exclusión, tenga oportunidades para participar activamente en la vida económica y social, generando así un impacto en su crecimiento personal, familiar y comunitario.