Bader Ginsburg, otra vez…
Fue una mujer extraordinaria tanto por lo que representó como por sus logros en materia legal.
Por: Women in Connection | Publicado el 22 de octubre de 2020 en El Tiempo
Women in Connection es un grupo de mujeres líderes que trabajan por la equidad de género, el empoderamiento de la mujer y el bienestar económico y social del país.
En este mundo, que al parecer ha decidido girar más rápido de lo que lo hacía cuando yo era niña, hablar de un evento que ocurrió hace ya más de un mes parece un despropósito. Sin embargo, la vida y obra de Ruth Bader Ginsburg amerita la recurrencia.
Esta fue una mujer extraordinaria tanto por lo que representó como por sus logros en materia legal. Su lucha por desbancar de las estructuras legales la discriminación no se atrincheró en la defensa de los derechos de las mujeres, sino en la defensa general de la equidad. Llevó casos a la Corte Suprema de Justicia cuestionando normas que, basadas en estereotipos de género, discriminaron en contra de los hombres (por ej. Craig vs. Boren), dando luces para generaciones futuras de lo que aún tendríamos que resolver. En algunos casos, la asimetría en la incidencia de las consecuencias de la inequidad (síntoma de la inequidad misma) nos aleja de la noción de que esta nos afecta a todos. Quizá más preocupante, la inconsciencia que padece el género masculino sobre los yugos que los estereotipos le han impuesto lo lleva a pensar, repito, que este es un problema de las mujeres, o de las personas trans, o, en general, que es un problema ‘de otros’.
No tengo espacio para contar todas las reflexiones que esta muerte me ha llevado a tener, pero sí que en todas resuena la importancia de tener más mujeres en el quehacer económico, al trasladarlas a mi propio oficio. Esta extraordinaria mujer se ganó una presencia enorme en la vida pública norteamericana, pero antes de ello tuvo que vivir la frustración generada por las barreras que le impusieron las costumbres. Sospecho que dicha frustración nutrió de alguna forma su pasión por trabajar contra la inequidad.
Me hace pensar que tener más mujeres en el ámbito de la política y la investigación económica podría acelerar algunos debates que son un poco menos tangibles para nuestros pares masculinos, porque es más difícil ver ciertas asimetrías cuando no se han sufrido los costos. No hablo de un privilegio ni de una reivindicación de un género frente al otro, pero sí de reconocer que la menor diversidad en este ámbito nos cuesta en términos de atención de problemas que son males para toda la sociedad.
Un tema que, a manera de ejemplo, debiera ser hoy el centro de muchas discusiones de política pública es la brecha de desempleo entre hombres y mujeres. Esta se venía cerrando a un paso angustiosamente lento y se ha ampliado de manera sustancial con la pandemia. Aquí confluyen una serie de factores: los sectores que más emplean a las mujeres se han visto más golpeados en la pandemia; los sectores llamados a jalonar de manera más dinámica la reactivación (como la infraestructura y la construcción) en cambio las emplean poco y su capacidad de salir a buscar empleo se ve afectada porque el cuidado de otros recae desproporcionadamente en sus hombros. Nadie podía prever este choque y sus sañas particulares, pero sí tenemos el deber de atenderlas. No hay algo inherente a las competencias o capacidades femeninas que nos impida hacerlo, pero quizás sí a las ideas que tenemos de ellas.
Mi reflexión ha sido que miradas más diversas pueden ser más sensibles a este tipo de asimetrías, más enfáticas en que es relevante su atención, y en creer que se deben atender los sesgos inconscientes que pueden darles origen. De hecho, es muy posible que la baja presencia femenina en muchos ámbitos de la economía sea fruto de estos mismos sesgos. Las mujeres que trabajamos en este campo tenemos la responsabilidad de ser un modelo para derrocar estos prejuicios y de iluminar sistemáticamente algunos problemas —o posibles soluciones— que nos pueden resultar más fáciles de ver; destacar su urgencia. Eso fue lo que hizo Ginsburg, eso y mucho más. Ese legado no debe pasar de moda, precisamente por estos días en que el planeta anda dando vueltas a un paso tan vertiginoso. Son anclas que necesitamos para mantener el norte del desarrollo de la humanidad.
Ana Fernanda Maiguashca
Miembro de la Junta Directiva del Banco de la República desde 2013*. Previamente fue Viceministra Técnica de Hacienda. Ana Fernanda trabaja en pro de la equidad de género y es miembro de Women in Connection desde su fundación.
*Estas son opiniones personales y no comprometen ni al Banco ni a su Junta Directiva.